La preparación del Mago
Honestidad y Humildad
La preparación del mago es quizá la parte más importante del camino. Y ésta tiene varios aspectos. Principalmente, aquel que anhele convertirse en un auténtico mago debe trabajar, antes, en la eliminación de todos los aspectos negativos de sí mismo a fin de eliminarlos para que florezcan en él las virtudes. La honestidad y la humildad del mago son joyas preciosas que brillan en aquellos que han eliminado la codicia, el orgullo, la vanidad y muchos otros defectos que nublan la vista y los sentidos de cualquier individuo.
La Verdadera Magia se ejerce para bien de sí mismo, de nuestro propio progreso espiritual, y para bien de nuestro prójimo. Aquí te presentamos una anécdota que nos narrara Samael Aun Weor, sabio de nuestros tiempos, en relación a la honestidad y la humildad.
Juan el Teúrgo
“Conocimos a un hombre que se llamaba Juan. ¡Era un Teúrgo excelso!. Sabía salir conscientemente en Cuerpo Astral. Una noche, la más sosegada, la más silente, estando fuera del cuerpo físico, Juan invocó al Espíritu Santo… De pronto, una ave maravillosa, una blanca paloma, ¡de inefable blancura!, Con la cabeza de anciano venerable y luenga barba blanca, albada, flotó deliciosamente sobre la cabeza del teúrgo.
¡Era de ver y admirar a esa impoluta paloma, tan grande y tan hermosa, con cabeza de anciano venerable!. La blanca paloma posó sobre los hombros de un amigo de Juan, y al oído, le musitó sabios consejos. Después, la paloma de inefable blancura, con cabeza de venerable anciano, se paró frente a Juan.
Lleno de éxtasis, nuestro buen discípulo interrogó al Espíritu Santo:
-¡Señor mío!, ¡Oh Dios mío!, Dime: ¿cómo voy?… ¿Iré bien?…
La alba paloma asumiendo una figura sublimemente humana, habló llena de amor:
– Hijo mío: ¡vais mal!
Juan sorprendido preguntó nuevamente:
-¡Señor, dime, ¿por qué voy mal?
Y el Espíritu Santo declaró:
– Yo estoy curando a una de tus enfermas, la enferma que está a tu cargo; no eres tú quien la cura, soy yo quien lo hace, sin embargo…¡Vos habéis cobrado dinero!…¡Esos centavillos que recibiste debes devolverlos! ¡Te los han dado con mucho sacrificio!
Juan consternado, respondió:
-¡Señor, si devuelvo esos centavos, ¿entonces sí marcho bien? …
El venerable anciano afirmó:
– Sí, entonces sí vas bien, ¡muy bien!
Juan abrazó al venerable anciano, lleno de inmenso amor. Y el anciano bendijo a
Juan.”
Samael Aun Weor – Logos, Mantram, Teúrgia